martes, 11 de abril de 2017

Xabier Pikaza; Abbá- Immá


 
ABBÁ-IM


HISTORIA DE Dios en la Biblia
Xabier Pikaza
P P C
Entre muchas otras cosas Xabier nos habla en su libro sobre la muerte de Jesús y su crucifixión. El libro de Xabier nos viene muy bien para meditar en esta semana santa y para poder orar con él.
Nos habla también del perdón de Dios. Dios nos perdona, pero al mismo tiempo, su perdón supone que también nosotros perdonemos nuestras deudas como hermanos. La oración supone que tenemos deudas con Dios y con otros hermanos.
Perdonar no es un acto de una sola vez, sino un estilo de vida, cuyo propósito es el de adentrarnos en cada bendición en Cristo. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,” (Mateo 5:44-45).
Pienso en el terrible dolor causado por el divorcio y el resentimiento que le sigue. Muchos que han atravesado por un divorcio dicen que es peor que una muerte, porque a menudo torna amantes y amigos en amargos enemigos.
Jesús nunca dijo que el trabajo de perdonar sería fácil. Cuando ordenó, “Ama a tus enemigos, “ la palabra griega para “amar” no significa “afecto” sino “entendimiento moral.” Simplemente, perdonando a alguien no es asunto de revolver afecto humano, sino hacer una decisión moral para quitar el odio de nuestros corazones.
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” (Fil:3.13).
 
Encarnar el futuro con esperanza es bordar el horizonte con hilos de oro del Sol naciente.
Me extiendo con mi cuerpo y  mi mente en tensión, cara al futuro, sea corto o largo. En el pensamiento de Pablo está olvidar el pasado y ocupar el tiempo futuro para el bien. Cada momento que pasa es una migaja que cae de la mesa de la vida y que jamás volverá. Quien usa el tiempo de la vida para crecer en el amor no tiene tiempo para odiar. Quien se dedica con laboriosidad al futuro non tiene tempo para lamentar el mal que se encuentra a su alrededor. El mundo es una escuela y en la vida las pruebas  surgen como provocación.
Xabier Pikaza nos dice en su libro que la revelación de Jesús con el Padre no ha sido objeto de una teoría, sino una experiencia de vida. En la oración en el monte de los Olivos Jesús pide al Padre que si es posible aparte de Él el cáliz que ha de beber. Jesús se reconoce pequeño y angustiado ante el Padre. No se ha mentido confesando su angustia, pero no se ha vuelto atrás, sino que ha puesto su vida y proyecto en manos del Padre: “ pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”
Es posible que a nosotros no se nos aparte el cáliz y nos veamos obligados a beberlo, pero tendremos en virtud de nuestra oración, la fuerza necesaria para beberlo sin desfallecer. La oración no vuelve del cielo nunca vacía. Podrá ser que no cambie el curso de los acontecimientos pero nos cambia a nosotros, y eso es lo que más interesa.
El asombroso acontecimiento en el Monte de los Olivos brinda muchas enseñanzas. A caso nos esperen muchas desgracias y pruebas. No hay vida humana sin sufrimientos. Pero, aún que tengamos que derramar gotas de sangre recitemos la oración “Padre, no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres” (Mt 26,39).
¡Que magnífico ejemplo de cumplimiento fiel de la misión, plenamente reconocida, nos da Cristo en el Monte de los Olivos, cuando suda gotas de sangre. Perseverar en el cumplimiento del deber, permanecer fiel a los principios, ofrecer a pecho descubierto a las desgracias: todo eso nos enseña el ejemplo del Señor.
Si a Jesús le fue necesaria la Cruz para entrar en la gloria, también a nosotros. Para aprovecharnos de ella, deberemos, en primer lugar, recurrir a la oración. Retirémonos, busquemos la soledad, en ella oremos con reverencia. Suframos con paciencia: Imitemos a Cristo: ¡Con qué dulzura recibe a Judas, que lo iba entregar! Se dejo besar. Ante Pilato Jesús callaba (Mt 26,63) le escupieron, lo coronaron de espinas, desgarraron sus carnes, y el manso como un cordero.
Gracias Xabier, porque como dice Antonio Aradillas Tu nuevo libro ilustra y reconforta a cualquiera. "Entre los signos de Dios en el mundo y en la historia, destacan los de padre y madre, de quienes el hombre recibe no solo la vida, sino palabra, amor y tarea”
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario