sábado, 30 de enero de 2016

Jesús no fue nacionalista.


 
Pero los nacionalistas son como una planta carnívora: muestran su rostro amable para atraer a su presa con la sola intención de dominarla.
Desde pequeños, aún quienes genuinamente nos aman, intentan transmitirnos su amor a la “patria”. Nos adoctrinan para rendirle culto a “nuestra tierra” por la única razón de haber nacido en ella. Sin embargo, es evidente que el lugar de nacimiento es un mero accidente, y, por lo tanto, el deber y la necesidad de profesarle amor no es más que una creencia vana y vacía de contenido real.
Hace unos meses algunos sacerdotes estaban disgustados por la posible llegada de Martínez Camino. Don Juan Antonio Martínez Camino, además de una excelente persona, tiene el carácter necesario para gobernar ejemplarmente cualquier diócesis.A
A D. Jesús, el Auxiliar de Santiago le recibían a su llegada con estas palabras en los comentarios del Correo gallego:
"A Igrexa, coma sempre, acercando a curia a os fieles. Un leonés para auxiliar en Galicia Ao igual coa Arzobispo tamés castelan-leonés. Non creo que teña nada que ver o Papa Francisco no nomeamento pero habrá que cargarlle no seu debito o mesmo."

Este otro en el blog de la Cigoña  tampoco tiene desperdicio:
"Don Jesús, se ven vostede, benvido sexa, pero tamén digo que se entre todos os curas galegos non hai un que valla para bispo, habería que ir pensando en cerrar a empresa ou, cando menos, presentar un ERE. "

Lástima que de entre los suyos, el mejor formado y que ya habían ascendido a arcipreste, la joya de la corona… se les ha marchado a descubrir las américas con la feligresa.

Mejor no hablar del obispo que le ordenó, cuando no le querían ordenar en Santiago, el obispo gallego tampoco ha tenido muchas luces…

La Biblia habla claramente: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas" (Proverbios 3:5-6).
El Señor sabe que nuestro propio entendimiento es corrupto, egoísta, centrado en si mismo. No importa que hayamos nacido de nuevo y que la sangre de Cristo se haya aplicado a nuestro corazón. ¡Nuestro razonamiento permanece poco fiable!

Dios ha dicho: "Porque mis pensamientos no son tus pensamientos, ni tus caminos mis caminos, dice el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así son mis caminos más altos que tus caminos, y mis pensamientos que tus pensamientos" (Isaías 55:8-9). Nuestro entendimiento humano es suspicaz, temeroso. Y muchas veces nuestro entendimiento se levanta y finge aún ser la voz suave y apacible del Espíritu Santo – ¡y empieza a descarriarnos!

  
 
Me pregunto si lo que necesita la diócesis es un administrador apostólico para poner a todos contentos...
Si seguimos por estas vías lo más normal es que terminemos todos en un psiquiátrico eso si después de haber matado la Fe a millones de personas… jóvenes con valores pero que no creen en nada, mayores que no creen en esta Iglesia porque estaban acostumbrados a otras y una gran mayoría de jóvenes y mayores que buscan la Iglesia sin política, con espiritualidad y sobre todo con gran empuje.

Esta gente se dedica a pitorrearse de todo lo sagrado. Aparentan, “presiden”, viven su vida a cuenta ajena y además imponen sus despotismos pastoralistas. Pero son muy democráticos y además enxebres. Como para salir corriendo.
¡Vaya! Si emplearan el mismo ahínco para evangelizar, no estaría tan menguado el número de cristianos en estas tierras.

Atacar el núcleo de lo que Hegel, en pleno éxtasis, denominó “el poder absoluto que existe sobre la Tierra” es imprescindible para quienes buscan ser libres. Y ese núcleo es la falsa idea de pertenencia “nacional”. Para ello, es vital eliminar de nuestro interior todo resabio de este colectivismo impuesto, de esas creencias ajenas y de esas ataduras socio-culturales incongruentes con la expresión de la voluntad personal
El Nacionalismo. Otra forma de adoración a la "Madre Tierra" de cada uno, como también lo es la ecología llevada al extremo.
“Os digo que vendrán muchos del Oriente y del Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera” (Mt. 8:11-12; véase también Le. 13:22-30). Tal actitud y tales promesas explican la pronta difusión del evangelio entre los gentiles, a poco de la muerte de Jesús. Era la religión ecuménica, universal o católica por excelencia, porque subrayaba el amor de Dios que mueve al amor al prójimo. El prójimo es el próximo, el conciudadano, el compatriota, en primer lugar, para ampliarse lue­go hasta incluir a todos los seres humanos.
Ese amor para con el prójimo inmediato hace del cristiano un nacionalis­ta en potencia, entendiendo el nacionalismo como el deseo de tener gobierno in­dependiente, de ocupar un lugar reconocido entre las naciones.
Esa fuerza motriz del nacionalismo bien entendido es saludable, porque busca expresar el sentido de la dignidad humana, del derecho a la autodeterminación de los pueblos tanto en lo político como en lo económico.
Claro está que es menester distinguir entre este nacionalismo legítimo y saludable y el nacionalismo agresivo que trata de dominar a otros pueblos, o el nacionalismo aislacionista que pretende no tener obligaciones para con los demás pueblos.
 El nacionalismo, amor desordenado y soberbio de la “nación”, que se apoya con frecuencia en una proyección ficticia de su vida y de su historia, tiende a suplantar la tradición religiosa auténtica, y sustituirla por una mentalidad que conduce por su propio dinamismo a una “idolatría” inmanentista.
El Nacionalismo pagano es una ideología perversa que ve en la Patria, la raza, o la etnia un fin en si mismo, es por tanto una ideología pecaminosa porque hace de estos conceptos un culto idolátrico, si se menciona a Dios o a la Religión es siempre para instrumentalizarlo al servicio de esa idolatría. El verdadero seguidor de Cristo no debe ver en la Patria un fin en sí mismo, sino un medio para poner a toda una comunidad de hombres con vínculos fraternales, culturales, históricos, y sobre todo religiosos, al servicio de Dios y de la Evangelización del Mundo.
El Nacionalismo. Otra forma de adoración a la “Madre Tierra” de cada uno. El Ecologismo radical. Otra pseudo religión con pretensiones científicas, también referida a la tierra
Para el Señor, Israel es la niña de sus ojos (Zacarías 2:8) pero Él también es Dios de todo linaje, lengua, pueblo y nación (Apocalipsis 5:9). Sabemos que es bueno amar la patria: Jesús amaba la suya y David deseaba la paz para Jerusalén (Salmos 122:6). Pero eso bajo ningún concepto debe hacernos creer mejores que otros, nadie es mejor que nadie por nacer aquí o por nacer allá pues Dios no hace acepción de personas (Romanos 2:11).

Finalmente, aquí viene lo más sorprendente: ¿Qué son todas las naciones a ojos de Dios? Todas las naciones a ojos de Dios son como una gota de agua en un cubo, como una mota de polvo en una balanza, como nada, como menos que nada e insignificantes (Isaías 40:15-17). Y es verdad, porque a Dios no le importan los territorios sino las almas de las gentes que viven en ellos. Buena cosa es defender tu tierra, promover tu lengua y cultura o amar los símbolos patrios. Pero no olvidemos que los cristianos somos extranjeros de paso por este planeta (Hebreos 11:13). No en vano, Jesús le respondió a Poncio Pilato: “Mi Reino no es de este mundo”.
 
José Carlos Enríquez Díaz