sábado, 22 de junio de 2013

El FMI presiona a Grecia para que cierre 13 hospitales públicos




LIbrered

El Gobierno griego proyecta cerrar por lo menos trece hospitales públicos en todo el país. El Fondo Monetario Internacional (FMI) presiona al primer ministro, Antonis Samaras, para que lleve a cabo, cuanto antes, el desmantelamiento de estos centros, que conllevará el despido de miles de trabajadores.

Los representantes del FMI que permanecen en Atenas, capital griega, exigen al Gobierno que tire adelante el cierre de hospitales y que aumente las cuotas que pagan los asegurados para exámenes médicos y medicamentos.

El ministerio de Sanidad proyecta cerrar en los próximos meses trece hospitales en la capital y en otras ciudades de Grecia. Además, se fusionarán trescientas clínicas y quinientos laboratorios médicos. El Gobierno griego examina también la posibilidad de seguir con nuevos recortes de pensiones y salarios.
Los representantes de la llamada Troika, conformada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE), han decidido permanecer más días en Grecia para seguir presionando y que se impongan las nuevas medidas. Una de ellas es el despido de miles de funcionarios.
El Gobierno heleno debe despedir a 12.500 funcionarios en los próximos meses, así como privatizar organismos públicos. Las exigencias de la Troika han causado sin embargo una crisis gubernamental y son muchos los analistas que estiman que es muy probable que haya elecciones anticipadas en Grecia.

Ante la troika de nuestro tiempo

Es en el fondo la misma: los representantes del poder económico (ricos) sacralizado (pontífices) e ideologizado (letrados…). Son los hombres y mujeres del gran FMI (fondo de dinero que busca más dinero), de la OMC (de un banco o fondo mundial de comercio, que todo lo compra-vende, al servicio del mismo dinero…) y los hombres del BCE (que puede ser el Banco Central Europeo u otro Banco de letrados, prestamistas y usureros… al servicio del mismo capital).
Jesús salió a la calle y supo, tras un tiempo, al ver la reacción que encontraba su gesto de Mesías, su Discurso de Palabra en Libertad, que no iban a dejarle seguir, que cortarían su camino, precisamente en Jerusalén, la ciudad que parecía más de Dios.

Jesús siguió el camino e invitó a sus amigos a seguirle, sabiendo que “perderían la vida en el intento”, pero sabiendo también que esa vida entregada por el Reino (que es la fraternidad gratuita) es la única salida existente, la plenitud de Dios en los hombres.

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