jueves, 6 de junio de 2013

EE.UU. espió las llamadas telefónicas de millones de ciudadanos



Las dos grandes visiones sobre distopías futuras han sido “1984”, de George Orwell, y “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley. El debate existente entre quienes observaban nuestro deslizamiento hacia el totalitarismo de las corporaciones giraba en torno a quién de los dos escritores tenía razón. ¿Viviríamos dominados, como escribió Orwell, por una vigilancia represiva y un estado de seguridad que utilizaría formas de control brutales y violentas? ¿O, como Huxley imaginó, nos sentiríamos fascinados por el entretenimiento y el espectáculo, cautivos de la tecnología y seducidos por un derroche consumista que envolvería nuestra propia opresión? Pues ha resultado que ambos, Orwell y Huxley, tenían razón. Huxley fue capaz de imaginar la primera fase de nuestra esclavitud. Orwell la segunda.

Como Huxley predijo, el estado de las corporaciones nos ha ido despojando gradualmente, seduciéndonos y manipulándonos con gratificaciones sensuales, artículos baratos producidos en masa, crédito sin límites, teatro político y diversión. Mientras nos iban entreteniendo y envolviendo, fueron desmantelando todo el conjunto de regulaciones que en otro tiempo mantuvieron a raya al depredador estado corporativo, volviendo a reescribir las leyes que nos protegían hasta abocarnos a la pobreza.

La estabilidad social es lo más importante en la tecnópolis. Todos los medios de control de masas tienen el objetivo de lograrla, aunque para ello halla que sacrificar la libertad de los individuos incluso a ser únicos e irrepetibles. Los seres humanos son creados en serie mediante procesos de ingeniería genética, mediante los cuales son establecidos en una casta o en otra, propiciados por procedimientos físicos y químicos, que los marcan como miembros de un grupo u otro, y que los condicionan parcialmente para su futuro. De esta manera se puede lograr que un trabajador Delta, destinado a pasar horas tragando humo en una fábrica, esté a gusto con su suerte, ya que desde embrión fue condicionado para que su felicidad dependiera de ello.

El ADN es manipulado para que la felicidad esté escrita en nuestros genes. De este modo las personas son decantadas de manera que han de comportarse de una única forma, siendo infelices si intentan desafiar su patrimonio genético. Esto es un gran medio de control, pues el estado crea a los humanos útiles para la sociedad en la proporción justa para lograr la estabilidad deseada. Para acabar el trabajo que comienza en el laboratorio, los individuos de las castas inferiores son educados para servir a los de los grupos superiores, y ser felices haciéndolo. Cada casta tiene un papel diferente en la sociedad. No se puede crear a todos los individuos inteligentes y perfectos, ya que un experimento llevado a cabo con los Alfas-más lo demostró: Se habitó una isla únicamente con miembros de esta casta.

Fuente: La Voz de Galicia

La Agencia Nacional de Seguridad (NSA, siglas en inglés) de EE.UU. recoge a diario registros de llamadas telefónicas de millones de clientes de la operadora de telefonía Verizon, en virtud de una orden judicial secreta que revela The Guardian.
El diario informa en su página digital de que ha tenido acceso a una copia de esa disposición judicial emitida el pasado mes de abril, en la que se exige a Verizon que facilite «de manera continua» y «a diario» a la NSA información de todas las llamadas de teléfono, tanto internas como entre EE. UU.y otros países.
El documento muestra, por primera vez, que bajo la Administración del presidente de EE.UU., Barack Obama, se han efectuado registros de comunicaciones de millones de ciudadanos de EE. UU. de manera indiscriminada y sin tener en cuenta si los autores de las llamadas han cometido algún delito.
La llamada Corte Extranjera de Vigilancia de Inteligencia (Fisa), que es secreta, fue la encargada de conceder el pasado 25 de abril la orden al FBI, con lo que facilita al Gobierno una autoridad ilimitada para obtener datos durante un periodo específico de tres meses, que finaliza el 19 de julio.
En virtud de esta orden judicial, debían ser entregados los números de teléfono de los dos comunicantes, el lugar de la llamada, así como su duración, aunque no el contenido de la conversación.
Estas revelaciones, según el diario, pueden abrir un debate en EE.UU. sobre el alcance del espionaje que realiza el Gobierno de Obama.
Bajo la anterior administración del expresidente de EE. UU. George W. Bush, funcionarios de las agencias de inteligencia han revelado a los periodistas que la NSA recopilaba datos, pero esta es la primera vez que documentos secretos demuestran que esta práctica continúa bajo el Gobierno de Obama, dice «The Guardian».
De acuerdo con el diario, la naturaleza de la información que se suministra al NSA es bastante inusual puesto que en general las órdenes emitidas por la Fisa se relacionan con una persona determinada que se quiere investigar, ya sea porque es sospecho de ser miembro de un grupo terrorista o es agente de otro país.

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