miércoles, 11 de abril de 2012

Pérez-Reverte quiere ver a un Obispo preso por opinar








Arturo Pérez-Reverte:

Y me pregunto...¿Es que no hay forma legal e meter en la cárcel o echar fuera de España a ese peligroso imbécil?
La homilía de Monseñor Reig puede gustar o no, pero este Obispo se ha limitado a reiterar criterios de índole moral y espiritual. Reig Pla no ha pedido la cárcel ni el destierro ni tan siquiera ha sugerido multas contra los que no comparten su forma de pensar. El Obispo, igual que toda la Iglesia Católica, se ha limitado a proponer un estilo de vida -proponerlo, no imponerlo- y a recordar a los creyentes las consecuencias en el más allá de las elecciones que uno hace en esta vida. Al escritor le puede gustar o no la homilía, pero Monseñor Reig está en su perfecto derecho de pronunciarla.


¿qué es lo que ha escandalizado tanto a aquellos que ignoran voluntariamente las enseñanza de la Iglesia? ¿Cuáles son las palabras del obispo de Alcalá que ha indignado a los profetas del paganismo reinante y sus seguidores? Las dijo en la homilía del Viernes Santo. Tras hablar de la malicia del pecado, “que destruye al hombre y a la mujer” y que es “verdaderamente una ingratitud ante el amor más hermoso, una verdadera injusticia, pues hemos pagado el bien que Dios nos ha hecho, llevándole a la Cruz“, ha puesto algunas ejemplos:

“Una persona en su trabajo, casada, conoce a otra mujer que no es la suya. Y con el tiempo y la convivencia se le despierta en el corazón la atracción por esa mujer. O al revés. Una mujer en su trabajo… Es un engaño, porque no es su mujer ni es su marido. Es una injusticia, porque ha prometido fidelidad a su mujer o a su marido. Pero es que le destruye. Destruye el matrimonio y a su propia persona. Y si se tienen hijos, es un sufrimiento enorme para ellos”

Otro ejemplo:

“Pongamos una mujercita, o una mujer, está embarazada y lleva una preocupación enorme, por las razones que sean… y es seducida y es tentada. Y cuando va a abortar a una clínica, sale destruida, porque ha destruido una vida inocente y se ha destruido a sí misma. Años y años, mujeres que han ido a abortar llevan el sufrimiento en su corazón… porque el pecado siempre lleva como paga la destrucción de la persona".

¿Creen ustedes que el obispo no tiene eso que se llama “sensibilidad social”? Pues miren el tercer ejemplo:

“Ahora hay muchos empresarios que llegan al final de mes y no pueden pagar la nómina. Y estamos preocupados todos por esta situación. Una cosa es no poder pagar la nómina de sus trabajadores y otra cosa sería aprovecharse de sus trabajadores. La tentación de la codicia, la avaricia de los bienes, puede llevar a abusar del salario de los trabajadores, que no solo merecen el sustento de ellos sino también de su propia familia”

El prelado siguió hablando de la realidad que conocemos todos:

“Es verdad que hay situaciones que son difíciles. Cuántas personas conozco yo que han sido arrastradas al vicio y al pecado por una situación de precariedad. Mujeres que por el engaño de sus jefes, les han dado favores sexuales para permanecer en el empleo o para subir más arriba… Jovencitos que los ves con sus bolsas de plástico, viernes y sábado por la noche, cargados de botellas de alcohol, piensan que van a descubrir el paraíso. Entre los sitios que yo he visitado en España, incluso he visto una discoteca que se llama `Dulce Pecado´. Pasaba muchas veces en las mañanas de los domingos. Si hubiesis visto como salían… eran cadáveres ambulantes, muchachos destrozados, cargados de alcohol y de droga. No es dulce el pecado…”

Habló también de los sacerdotes que llevan una doble vida, que se corrompen a sí mismos y dañan a la Iglesia. Pero, como bien dijo con Juan Antonio:

“Más que la malicia del pecado, más que la potencia destructora del pecado, es la gracia regeneradora de Jesucristo… No hay nada imposible para Dios y no hay nada que esté al margen, queridos hermanos, de su misericordia… Jesucristo es quien ha cargado con tus pecados y con los míos.”

Y justo entonces pronunció las palabras que han causado tanto escándalo:

“No se pueden corromper las personas. Ni siquiera con mensajes falsos. Quisiera decir una palabra a aquellas personas llevadas por tantas ideologías que acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana. Piensan ya desde niño que tienen atracción hacia las personas de su mismo sexo y, a veces, para comprobarlo se corrompen y se prostituyen o van a clubes de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno".

“¡Oh, rayos y centellas!", claman los profetas de la perversión, los adalides de la degeneración. “¿Cómo se atreve un obispo a decir eso?

Se acerca una persecución gneral de los cristianos, y este es el sentido de la lucha de nuestros días. Los adversarios que pretenden aniquilar la Iglesia y la fe cristiana no pueden vivir con nosotros, porque en cada un ade nuestras palabras y acciones, aunque no estén dirigidas contra ellos, ven, y no sin razón una condenación de sus palabras y acciones, por lo que conjeturan que no nos preocupamos lo más mínimo de la condenación que pronuncian sobre nosotros.
Son ellos mismos quienes tienen que reconocer que su condena es totalmente absurda e inconsistente y que, en contra de lo que todos ellos quisieran, no nos hallamos enzarzados con ellos en disputas mutuas. ¿Cómo combatir esta lucha? Vienen tiempos difíciles en que elevaremos nuestras manos en oración, no como personas aisladas, sino como comunidad de la Iglesia, como Iglesia, y como un ejercito relativamente pequeño confesaremos y alabaremos en voz alta entre millares de caídos al señor que fue crucificado, resucitó y volverá.
La Iglesia que espera realmente al Señor y que comprende realmente los tiempos con sus signos de disolución definitiva, debe entregarse con todas las fuerzas del espíritu, con todas las fuerzas de una vida santa a una oración caritativa por las personas que nos contemplan con sus ojos llenos de odio, e incluso puede que levanten sus manos para matarnos. Debemos ha oración para que estas almas equivocadas y desconcertadas consigan la paz; una oración para que alcancen la misma paz y el mismo amor del que nosotros gozamos.





No hay comentarios:

Publicar un comentario